Es increíble que una banda con más de 40 años de historia siga asombrando con un directo cuidado hasta la extenuación. Ni ellos se imaginaban, cuando a principios de los 80 lanzaban el pepinazo Just Can’t Get Enough, que conseguiría romper moldes de semejante manera. Depeche Mode, ahora dúo tras el fallecimiento de Andrew Fletcher, sigue sorprendiendo con un directo donde ponen los ingredientes que los han encumbrado como el mayor grupo de la música electrónica de la historia. Solo una formación que trabaja los temas en directo como ellos podían llegar tan lejos. Y ayer, en el estadio Matmut Atlantique de Burdeos, lo volvieron a demostrar.
Martin Gore y Dave Gahan superan los 60 años. Desde 2010 coquetean con la idea de dejarlo; de irse a descansar. Pero aún les persigue el gusanillo de componer nuevas canciones y, sobre todo, contonearse ante las masas. Hace un año, tras la pérdida de Fletcher, todo eran dudas. Poco después las despejarían con el anuncio de un nuevo disco titulado Memento Mori. Un notable trabajo con mucho significado. En él, la banda nos recuerda que somos seres mortales; que hay que vivir el momento con optimismo. Una actitud que planeó en buena parte de las dos horas largas de concierto.
La edad no pasa en balde, y había expectación por ver el estado de forma de Gore y Gahan. Se sabía que se seguían desenvolviendo muy bien, pero verlo in-situ es otra cosa. A Gore se le ve más animado, más participativo, más suelto. Y Gahan ya no es el torbellino de antaño. No se contonea como si estuviera poseído. Permanece vestido todo el tiempo. No es la locura de tiempos pasados. Él lo sabe y lo gestiona con una actitud más relajada, más elegante, más “gentleman”. Imbuyéndose de ese nuevo estilo, todo el montaje respira una nueva elegancia. Anton Corbijn, responsable de toda la imaginería de los directos de la banda desde la grandilocuente Devotional del 93, ha logrado el que es, con toda seguridad, su mejor diseño de escenario de todos los tiempos. Ha llevado el concepto minimalista que tanto le gusta a su mayor expresión. Set totalmente despejado, con juegos de luces a una única altura superior y al fondo, y una pantalla gigante al fondo sobre la que se sobre impresiona una M gigante, haciendo alusión al título del último trabajo de los británicos. Ese concepto de pantalla dividida en dos profundidades le aporta al holandés y al equipo de producción audiovisual un sinfín de posibilidades visuales. Algo que impresiona a lo largo de todo el concierto.
Puntuales, aparecieron sobre el escenario Martin Gore, Peter Gordeno con actitud de estrella, el batería Christian Eigner, y Dave Gahan para arrancarse con My Cosmos Is Mine, pieza que inicia su trabajo más reciente. Un tema muy oscuro, con unos profundos bajos, y que sonaba algo rara con tanta luz diurna. La adictiva Wagging Tongue, con ese juego adictivo de teclados, sirvió de preámbulo perfecto para Walking In My Shoes, uno de los más alucinantes temas de la banda. La versión, que permanece intacta desde la anterior gira, sonó de fábula. Ahí nos dimos cuenta de que el grupo cuida hasta límites insospechados la calidad y potencia del sonido. Ayer, en el estadio Matmut de Burdeos, los técnicos de sonido instalaron multitud de columnas de altavoces repartidas por todo el perímetro, de cara a lograr que toda la audiencia disfrutara de un sonido espectacular, estuviera donde estuviera. It’s No Good abrió la veda de los vídeos que Corbijn filma para las giras. En esta ocasión, mientras Gore imprimía un toque algo más rockero a la canción, veíamos ensimismados una serie de burros paseando por una playa desértica. Extrañezas que solo Corbijn puede pergeñar y salir airoso.
Sister of Night fue la primera gran sorpresa de la noche. Grabada originalmente para Ultra, el primer trabajo sin Alan Wilder, y con la voz de Gahan, luego sería interpretada en diversas giras y estilos por Gore. Ayer, ejecutada en la fórmula original, la cantó Gahan. Verlo para creerlo, y disfrutarlo. La intensidad brutal de bajos regresó con In Your Room en su variante Zephyr Mix, en la que Gore salta con nuevos riffs de guitarra. Everything Counts, aquel single de 101 que lo puso todo patas arriba, sonó renovada, aunque el público bordelense confundió el factor “fan” con el de corear. Gahan salvó la situación con solvencia. Precious es un tema muy querido por su compositor, Martin Gore, y es uno de los fijos en las primeras etapas de todas las giras. La tercera canción que extrajeron de su nuevo disco fue My Favourite Stranger. Apoyados por un original vídeo en blanco y negro de Corbijn, Gordeno al bajo y Gore a la guitarra le dieron especial intensidad en los pasajes sonoros.
En todos los conciertos de Depeche Mode hay un momento para el protagonismo de Martin Gore. Ayer se soltó con A Question Of Lust, una preciosa balada de Black Celebration, y Soul With Me, su tema de Memento Mori. Es, desde Home, de lo más notable que ha compuesto para él mismo. Ayer sonó una versión acústica, con Gordeno al piano. De las que ponen la carne de gallina.
Regresó Gahan al escenario para disparar el primer single de su último trabajo. Ghosts Again suena muy bien en directo, apoyada por una variante de su videoclip. I Feel You, el tema que demostró en el 93 que Depeche Mode también pueden hacer Rock con toques Heavy y Blues, ahí es nada, sonó contundente, más orgánica que nunca, con un final apoteósico, gracias a distorsiones que soltó Gordeno. Con el teclista al bajo sonó otra de las fijas desde hace años. La versión que aportó Jacques Lu Cont al tema A Pain That I’m Used To le da nuevos bríos a un tema ya de por sí interesante. El vídeo de un bailarín y una bailarina, de lo más creativo. El homenaje a Andrew Fletcher se lo da la banda en World In My Eyes, su tema favorito. Suena muy bien, sin artilugios ni juegos de artificio, mientras en la pantalla se ve un gran vídeo de Anton Corbijn, que juega sutilmente con una fotografía de Fletcher.
Otra de las sorpresas de la noche salta con Wrong, del disco Sounds Of The Universe. Primer single, se le acusó de que parecía un corta y pega. Que varias de sus partes no pegaban unas con otras. Ayer, en directo, sonó la versión que siempre tuvo que ser. De ejecución limpia y sin sobresaltos, sonó maravillosa. Stripped pertenece a Black Celebration, uno de los mejores discos de la banda. Su título no es casual. Se trata de un disco oscuro, sombrío, alucinante… Y Stripped es uno de esos temas que te atrapa. Los de Basildon la ralentizan para el directo, haciéndola aún más lúgubre e interesante. Una joya. John The Revelator pasó a Enjoy The Silence, uno de los himnos del grupo y perteneciente a su icónico Violator, que se convertiría en protagonista desde este momento hasta el final. De nuevo remozada para hacer levitar al personal, la imaginación, siempre soberbia, de Anton Corbijn, le dio un nuevo significado proyectando en las pantallas unas calaveras con la inscripción “Enjoy” en sus cráneos. Que cada uno saque sus conclusiones.
Los bises arrancaron con una versión épica de un tema de Violator con Peter Gordeno y Christian Eigner a los teclados. Gore y Gahan salieron a la pasarela para cantar a dúo, Waiting For The Night, bajo la lluvia, que cayó ese momento. La noche había caído pocos minutos antes y el cielo de Burdeos quiso sumarse a la fiesta. Hablando de fiesta, con Just Can’t Get Enough viajamos a aquellas discotecas de principios de los 80, con aquellos juegos de luces un tanto frikis que ayer reprodujo el técnico de iluminación. Los cierres de los conciertos de Depeche Mode son, desde hace muchos años, colosales. En la actual gira lo hacen con Never Let Me Down Again y Personal Jesus. La primera es todo un himno desde que en la gira de 1988, a Gahan se le ocurriera alzar los brazos y moverlos de lado a lado mientras los músicos estiran el tema varios minutos en una orgía musical. El otro himno, este de Violator, es Personal Jesus, que, como tantos otros, en directo alcanza dimensiones celestiales.
Depeche Mode no dejan de sorprender. Y lo hacen por el lado difícil. No llevan consigo grandes montajes. Desde su nefasta experiencia en Devotional en relación con el montaje, prefieren poner el foco en otros menesteres. El grupo pone el interés en que los temas suenen, siempre, diferentes. Que tengan nuevos giros, nuevos desarrollos. Y que suenen muy bien. Lo consiguen. Gira tras gira. Desde sus inicios, y más claramente y de forma sostenida, desde Exciter Tour. En Memento Mori Tour hacen hincapie en todo eso y, además, en ser elegantes.